La necesidad económica o afectiva y las enfermedades son unos de los factores determinantes para que la vida se haga más difícil de sobrellevar.
Por lo tanto se hace más urgente el preocuparnos por aprender a como consolar o ayudar a quien se encuentra afligido llevado por los problemas.
Como ayudar a un Afligido.
1. Aprender a escuchar. V 1-2 “Entonces respondió Job, y dijo: 21:2 Oíd atentamente mi palabra,
Y sea esto el consuelo que me deis.” una persona en aflicción lo que menos quiere es que le demos cantaleta lo que él quiere es alguien que sea capaz de escucharlo sin interrumpirlo. Cuando alguien ha perdido a un ser querido lo que más le ayuda es desahogarse hablando de lo que paso.
Y sea esto el consuelo que me deis.” una persona en aflicción lo que menos quiere es que le demos cantaleta lo que él quiere es alguien que sea capaz de escucharlo sin interrumpirlo. Cuando alguien ha perdido a un ser querido lo que más le ayuda es desahogarse hablando de lo que paso.
2. Siendo Tolerante. V 3 “Toleradme, y yo hablaré; Y después que haya hablado, escarneced.” No seas brusco con tus palabras. Si quiere hablar déjalo que hable así te repita una y otra vez lo mismo y si quiere callar déjalo solo acompáñalo. Que el sienta que tu estas ahí para apoyarlo.
3. Has que entienda que lo que le está pasando para ti también es importante. V 4 “¿Acaso me quejo yo de algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?” tal vez para ti ese es un problema normal pero para el que esta afligido su problema es único y muy grande.
4. No te hagas el indiferente. V 5-6 “Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca.
21:6 Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y el temblor estremece mi carne.” el afligido espera que para ti ese problema que él tiene también te sorprenda. No digas ¡ya!…eso no es nada. A otros les ha pasado cosas peores.
21:6 Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y el temblor estremece mi carne.” el afligido espera que para ti ese problema que él tiene también te sorprenda. No digas ¡ya!…eso no es nada. A otros les ha pasado cosas peores.
Ponte en sus zapatos. Ponerse en sus zapatos es tratar de entender su Reacción.
1. Para el afligido todo le parece injusto. V 7-11 “¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas? 21:8 Su descendencia se robustece a su vista, Y sus renuevos están delante de sus ojos. 21:9 Sus casas están a salvo de temor, Ni viene azote de Dios sobre ellos. 21:10 Sus toros engendran, y no fallan; Paren sus vacas, y no malogran su cría. 21:11 Salen sus pequeñuelos como manada, Y sus hijos andan saltando. ”
2. Se molesta cuando otros se alegran. V 12-13 “Al son de tamboril y de cítara saltan, Y se regocijan al son de la flauta. 21:13 Pasan sus días en prosperidad, Y en paz descienden al Seol.” el afligido quiere que todos sientan un poco lo que él está sintiendo.
3. Cree que solo él tiene buena relación con Dios y por eso juzga a los demás. V 14-15 “Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.
21:15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?”
21:15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?”
4. Para el afligido todo argumento es mentira. V 34 “¿Cómo, pues, me consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?”
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?”
Hay momentos en la vida de una persona que nuestras palabras no son nuestra mejor ayuda para consolarlo. En algunas ocasiones ayudamos más cuando guardamos silencio y tan solo escuchamos y con una mirada, una sonrisa o quizá un abrazo le hacemos sentir que estamos con él. Que tal vez no lo entendemos pero con nuestra presencia le decimos te amo.
